domingo, 16 de agosto de 2009

Triptico de las Caras de Amon Ra 22 cm x 30 Acrílico sobre papel

Hacer clik sobre la imagen para ampliarla PRÓLOGO
Entrego, no sin algo de pudor, el contenido de estas letras carentes de la métrica que los ortodoxos de la poesía demandan, y las entrego como los padres entregan sus hijos a ese colosal sin sentido del mundo con la incierta esperanza de verlos crecer.

No es de extrañar que la melancolía y la angustia sean en gran parte la tinta y el espíritu que les dio vida. Todos estos años no recuerdo haberme sentado a escribir en medio de los carnavales con los que he celebrado la vida.
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Para ello me he reservado la pintura, “esa otra forma del discurso” de tal manera que lo aquí escrito es el resultado de largas horas, a veces años batallando penas, algunas atrapadas para siempre en estas hojas otras aun esquivas. No he querido que mi hoy interpele en esta pretérita cofradía. Ha sido el tiempo el que las ha ordenado lenta y obcecadamente, no hay mucho que contar. Los premios que los hombres me han otorgado en diferentes disciplinas solo han atizado ciertas vanidades de las que no me siento orgulloso, los mismos hombres tal vez con otra cara me han lanzado a calabozos golpeado y torturado. En esa época yo era estudiante de un colegio público que se enfrentaba al establecimiento con rocas y arengas convencido de cambiar al mundo.

No tengo mas merito que lo aprendido: las ecuaciones cromáticas, los mapas, las enciclopedias, las personas que he amado.


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Toda lectura los hace cómplices de la mano que las escribe, nos demanda una tacita relación que en algunas raras ocasiones perdura aun años después de cerrar el libro.Un hombre se impone la tarea de engendrar la escritura; lentamente ésta lo recita, le revela las imágenes que el espejo no copia y que solo se le ha permitido entrever en la literatura, “ese viejo ritual que se mide en milenios”. Al cabo de sus años en la tierra el hombre regresa, como todo, al polvo y a la ceniza pero también al verso y a la poesía.

No conozco el destino de lo aquí entregado, se que he creado otra línea de tiempo.
Una es la de mis escasos días bajo el cielo; la otra, la de este libro que en el distante porvenir encontrara otros ojos para mirarse con ellos.


Quinny.

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