domingo, 16 de agosto de 2009

XXVII

El minúsculo grano de arena que ya fue roca y ahora es playa.
La sombra de un ave que copia en el suelo su vuelo.
La desobligada sonrisa de un desconocido.
La poesía de Borges con sus ruinas circulares.
Los metalizados colores de un escarabajo.
Las caprichosas formas que el viento esculpe en las nubes y en las rocas.
El sabor a mar del llanto.
La tristeza que dilata el tiempo.
Un ejemplar de la primera edición del Silmarillion.
El hombre que se convirtió en insecto en el sueño de Kafka.
La guarida marina del Leviatán.
El pulido escudo de Perseo reflejando el rostro de la Gorgona.
Cada segundo de mí contado tiempo.
Uno de los gladiadores de Espartaco crucificado en la vía Apia.
La rosa que te regale y reposa en el olvido.
Son mis tesoros a encontrar en el imposible laberinto de lo ya vivido.

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