domingo, 2 de agosto de 2009

II

Nadie sabe lo que realmente sucede. Tal empresa es imposible, atemporal.
No hay forma de medir ese caudal de actos y consecuencias que nos rodean, mágicas e invisibles y que ociosos nos predeterminan.
Aún hoy pesa en mi cotidianidad la apología de Sócrates, los elefantes de Aníbal en los Pirineos, la mariposa que fue Zhuang Zi en la siesta del docto y que a su vez es la mariposa que vio Octavio Paz en New York.
La batalla de Boyacá, las balas del patíbulo, los jardines y las miasmas.
Todo nos une. La intimidad de mi angustia y mi alegría nace y se replica en los otros,
También mi sombra y mi vigilia.
Son los pensamientos de una mujer en Zürich los que hacen posible la tarde que veo morir en los Andes.
Por el libro que olvide en un patio la lluvia que cae sobre los parques.
Soy el anciano que escucha un tango en Caminito.
Soy el último espartano que murió en Termopilas.
Soy todos y al igual que Odiseo frente a Polifemo también soy nadie.

2 comentarios:

  1. HERMANO, FELICITACIONES, QUÉ BLOG TAN BAKANO. TODO TIENE ALMA!

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  2. Che, hoy pasé por su blog, Por decir…
    Lo invito a que sigamos siendo extraños por siempre,
    Aunque siempre esté invitado a mi casa,
    Aunque el futuro nos tenga guardado un encuentro y una incomprensión,
    Recuerde: siempre invitado a esa casa mía en la que gracias a usted tal vez construya un campanario.
    (Tu campanario está bien, cuando troto por buenos aires me gusta escuchar la radio).

    PD:
    Yo la paso bomba caminando por esos caminos que nos dan risa en otros pero que conocemos de memoria:
    Ya sabés que quiero mucho tu pintura…
    ¡tu persona?, de lejos sos un criminal de pantalones floreados, supongo que está bien para un pintor que sabe que el pincel no se sostiene sino que se empuña.
    (a vos y a tu cultura les digo: la sangrienta historia de ese artefacto si que pesa!!!)
    Y en mi mano torpe no sirve para defenderme sino para justificar que me maten (Artificios, el sur. Borges.)
    Igual hay que empuñarlo y salir a la llanura, a sus colores, (o a la sabana, jeje.)
    Att: el viejo que vive en la boca y que llora escuchando cumbias en Caminito, un colombiano.

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