domingo, 16 de agosto de 2009

XIX

Sigo respirando por la inercia que dejo el primer suspiro, por la terca costumbre de mantenerme vivo por determinación y por latido.
Soy yo el que recoge el humo de la ardiente madera muerta, el que crepita en la hoguera, el que está más allá de toda esperanza.
He visto en el origen de un sueño cada instante del tiempo desgastando la multitud de cosas que pueblan el universo.
He visto mi nombre cincelado en un millón de tumbas, la oscuridad de mis entrañas y el hambre que las gobierna.
He visto el antiguo cauce de los primeros ríos.
He visto, transido de horror, el rostro de todos los hombres converger en el mío.



-IX

Soy las dos caras de Jano que nunca se miran.
El sonido del hambre en las entrañas.
Las banalidades de la razón.
El delirio de Quijano.
Soy la composición poética que entrelaza imposibles.
El kabuki que no tuvo un Hamlet.
El dilatado imperio de los romanos.
Pero también soy lo que defeco, la duda, el odio, la saliva seca, la historia no escrita, los latidos que recorren los secretos caminos de la sangre, un conjunto de huesos, el sueño de alguien, la mano que ultraja el papel con versos; de alguna forma también soy el extraño que los esta leyendo.

1 comentario:

  1. Y los ojos extraños que leen son también sonrisa, claroscuro entretejido en la aurora, atrapasueños ocioso, luna irredimible, luna irreprimible, maga... Sí, estos ojos también sos vos

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